Un nuevo amigo y un breve adiestramiento
Aquel misterioso Pokémon no tardó
mucho en desvelar su forma de lagarto bípedo con cresta y arropado con sus propias
mudas. Me quedé estupefacto al confirmar que era Scrafty… pero no era uno corriente; el tono negruzco de sus párpados
se extendía alrededor de sus ojos como si fuera maquillaje corrido, además de
que los cuatro mechones de su cresta tenían forma de cuchillo kukri, incluida la escama prominente del extremo de su cola.
- Mi aspecto ya ha respondido a
tu pregunta, ¿verdad? – sonrió levemente tras echarle otra calada al cigarrillo.
- Oye, que fumar es malo para la
salud.
- ¿Ya tienes vivienda?
- ¿Eh?… Todavía no… Pero no creas
que yo vaya a alojarme en tu antro.
- Si aún no te lo he enseñado.
Mientras charlaba con el macarra
de aldea, éste me escoltó hasta su hogar, que resultó ser ni más ni menos que
uno de los pocos edificios abandonados que rodeaban la aldea, sólo que el de Scrafty destacaba por tener un
cobertizo en la azotea. Dentro de la casa aparentemente hecha de arcilla reinaba el desorden como era de
esperarse, pero de algún modo la encontré acogedora por su diminuto salón y
escasas habitaciones aún más pequeñas… y encima la azotea ofrecía buenas
vistas.
- Bueno, ¿qué opinas de mi
“antro”? – aclamó Scrafty mi opinión.
- Pues… para un pobre es como
una casa en la playa. – valoré algo confundido.
- Tomaré eso como un cumplido… En
fin, ¿y crees que podrás vivir en esta aldea?
- Es posible, pero aún no he
valorado los alojamientos del Mesón Braixen o del Poké-Asilo.
- En el Mesón Braixen tendrás que
pagar el alquiler de una habitación de 10 metros cuadrados.
En el Poké-Asilo son gratis y normalmente más grandes, pero casi todas son
compartidas.
- ¿Y tú cómo lo sabes?
- Porque ya estuve en ambos
sitios.
- ¿Te marchaste del Poké-Asilo?
- No definitivamente. Aún sigo
asistiendo a clases, pero prefería más tener mi propia casa que una deprimente
suite.
Aquella conversación la teníamos
en la azotea, desde donde pude contemplar un montón de nubes blancas cubriendo gran parte del
cielo.
- … Bueno, ¿qué irás a hacer
ahora? – rompió Scrafty el silencio.
- No lo sé… ¿Y tú?
- Dentro de un rato iré a que Mienshao me dé clases particulares.
Ella es una de las maestras del Poké-Asilo.
- ¿Podré ir yo también?
- No es mala idea.
- … Oh, sí. Supongo que sabrás de
lo que pasó con la Pastelería Vespiquen, ¿no? – me metí de repente en el papel
de detective.
- Cualquiera que haya residido en
este valle conoce dicha desgracia… pero encima van y me acusan a
mí sólo por tener pinta de delincuente… ¿Acaso tú también me encuentras
sospechoso? – me preguntó Scrafty con una mirada penetrante.
- Hombre, por aquí no parecen rondar
muchos Pokémon de tu categoría…
- Escucha: Si deseas mi amistad,
haz el favor de no acusarme a la ligera. Yo también estoy consternado por el
cierre de tan prestigiosa pastelería.
- Vale… ¿Y cuándo crees que
reabrirá?
- Cuando los súbditos de Vespiquen reúnan bastante Miel, cosa
que podría ir para largo porque estamos hablando de un alimento muy poco común.
Muchos aldeanos se arriesgaron a buscar Miel en el Bosque Clorofila, el cual
rodea este valle, pero lo único que encontraron fueron problemas… ¿Estás
dispuesto a ayudar?
- La verdad es que me encantaría…
pero antes tendré que aprender a defenderme.
- Muy bien pensado, porque acuérdate
de cómo quedaste luego de intentar rescatar a la hermanita de Infernape. A propósito, te doy la enhorabuena.
Apuesto a que tienes a Lopunny en el
bote. Muchos varones matarían por eso.
- Gracias, pero no busco novia.
Primero necesito crear un círculo de amistades, pues ayer mismo estaba solo en
el mundo… Espera, ¿cómo te enteraste de que yo había acudido en la ayuda de Lopunny?
- Los rumores vuelan por aquí.
Al poco tiempo, yo ya estaba
acompañando a Scrafty hasta el
Poké-Asilo. Éste resultó ser una enorme estructura pétrea cimentada sobre una
colina escarpada. A los pies de dicho montículo se hallaba una especie de estadio donde aguardaba la maestra Mienshao,
quien parecía un armiño humanoide de color blanco y morado con brazos de mantis, pues de la parte superior de sus muñecas pendían unas largas matas de pelo.
Yo ya me estaba hartando un poco de conocer a tantas hembras atractivas.
![]() |
Imagen de Juan Salamanca (pexels.com) |
- Él se llama Z, y acaba de llegar al pueblo esta
mañana. – me presentó Scrafty. – Le
vendrá de perlas que le adiestres.
Yo tenía bastante curiosidad por
saber cómo me entrenaría Mienshao,
pero me llevé una gran sorpresa al ver que lo que ella
hizo fue abrir una gran compuerta y sacar una roca que medía el quíntuple de mi
propio tamaño.
- Intenta destrozar esta roca
para ir calentando. – dictó Mienshao
para luego someter a Scrafty a unas pruebas más arduas.
Probé a arañar la roca con mi
«Garra metal», pero no dio muy buenos resultados.
Lo que hice a continuación fue
todavía más estúpido: Intenté resquebrajar la roca o elevarla en el aire usando
«Psíquico», pero lo único que gané a los pocos segundos fue una leve jaqueca.
Acto seguido, retrocedí unos
cuantos pasos para después arremeter contra la piedra usando mi «Velocidad
extrema». Eso logró romper una pequeña parte de la roca, aparte de moverla de
sitio, pero también me ocasionó un severo dolor.
Ya sólo me quedaba probar mi
«Esfera aural»… y dicho ataque terminó siendo el más efectivo, pues con unas
tres repeticiones conseguí destrozar la roca.
Para cuando fuese a comunicarle a
Mienshao mi logro, ésta ya se
encontraba a mi lado.
- Conoces unos movimientos muy útiles,
pero debes desarrollarlos. Sobre todo tu ataque «Psíquico». – evaluó. – Te daré
un consejo para usarlo mejor: Ejercita tu mente. De esa manera concentrarás más
energía psíquica para interactuar con tu entorno con mayor eficacia.
- … ¿Y cómo ejercito la mente? –
pregunté dudoso.
- Eso te lo explicará mejor la
maestra Espeon, pues lo que yo
domino son las aptitudes físicas… pero ahora mismo ella no está aquí, así que
entretanto podrás entrenar peleando conmigo. Adelante, intenta golpearme.
Me concentré todo lo posible para
ejecutar un ataque bastante raudo… pero era totalmente previsible que Mienshao me esquivase de todos modos.
- Seguramente sabrás de tu
facultad para ver el aura, ¿no? Ten en cuenta que ésta te permite prever los
movimientos de tu oponente, aparte de analizar tu entorno o percibir los
sentimientos ajenos. – aconsejó la maestra.
- Oh, sí. Eso es a lo que yo
llamo ‘sexto sentido’… pero lo tengo muy verde.
- Entonces pongámoslo en
práctica: Cierra los ojos… ¿Qué ves?
- Pues oscuridad. ¿Eh? Un
momento… – dije justo al notar que mis cuatro melenas se elevaban en el aire. –
Veo algo… Pero no sabría describirlo.
- ¿Es como este campo? ¿También
nos ves a mí y a Scrafty? Eso
significa que estás utilizando tu vista
aural. Ahora trata de fijarte en mis movimientos. Eso sí, mantén los ojos
cerrados.
Seguía las instrucciones de Mienshao hasta que aprendí a prever los
movimientos de Pokémon ajenos, permitiéndome así eludir sus ataques con mayor
facilidad y hacer infalible mi «Esfera aural»… aunque Mienshao era demasiado veloz a pesar de todo.
No sé por cuánto tiempo estuve
entrenando, pero para cuando me encontrase tan exhausto como Scrafty, el cielo se había despejado
levemente para dejar al desnudo su tonalidad entre azul y naranja.
- Vaya, se nos ha alargado la
clase. – comentó Mienshao tras mirar
hacia arriba. – Scrafty, ya puedes
irte a casa. ¿Y tú, Z? ¿Quieres que
te enseñe el Poké-Asilo?
- No sé si voy a poder explorar
todo este sitio después de este duro entrenamiento. – resoplé.
- ¿Llevas alguna Baya Aranja en
tu bandolera?
- ¿Una qué? – pregunté justo cuando Mienshao se dispuso a hurgar en mi
bandolera y sacar una especie de naranja de color añil.
- Esto. Cómetela, restaurará tus
energías.
Luego de que Scrafty se marchara del estadio, no sin antes despedirse diciéndome
que yo podía pasarme por su casa cuando me placiese, me comí la Baya Aranja.
Descubrí entonces que, aparte de estar durísima, su sabor era todavía más
extravagante que el de la sopa que me tomé en el Mesón Braixen… pero lo importante
fue que, tal y como dijo Mienshao,
dicha baya me hizo recobrar el aliento por arte de magia.
Acto seguido, Mienshao me desveló el nombre y los
efectos de algunas bayas para después enseñarme el Poké-Asilo, cuya estética
mezclaba lo moderno con lo cavernícola.
- Una cosa, Z. – llamó Mienshao mi
atención mientras me guiaba por un pasillo. – Debes de ser un Lucario bastante joven, pues los de tu
especie acostumbran a ser un poco más altos, además de tener los tres pinchos
algo más afilados… ¿Y eres consciente de que eso que llevas atado al cuello
es un Cinto Júbilo?
- ¿Un Cinto Júbilo? – me intrigué.
– ¿Tiene eso algo de especial?
- Existen muchas prendas que
causan un determinado efecto en el Pokémon que las porta. En tu caso, el Cinto
Júbilo aprovecha el daño que recibes para aumentar tu experiencia en combate.
Vamos, que cuanto más sufres, más sabio te vuelves.
- Qué cosa más rara… Pero también
fascinante.
- Aunque eso sí: No puedes llevar
más de una prenda mágica a la vez, ya que la combinación de diferentes efectos
termina por desestabilizar tu poder y volverte psicológicamente inestable. No
siempre sucede exactamente así, pero de todos modos procura llevar siempre una
sola prenda mágica.
A los pocos segundos llegamos al
vestíbulo, donde un elegante Pokémon de color púrpura con forma de gato
cuadrúpedo con grandes orejas y una larga cola dividida en dos apéndices se
posicionaba enfrente de un gran tablón con multitud de papeles.
- Vaya, mira qué suerte. La
maestra Espeon ya está aquí. – dijo Mienshao. – Hola, Espeon. ¿Qué hay de nuevo?
- Pues nada bueno, la verdad. –
respondió Espeon con una expresión
que mezclaba rigurosidad y preocupación. – Hace horas que nuestra alumna Roselia partió al Boscaje Malva para
cumplir una misión de rescate… y parece que se demora demasiado en regresar.
- Vaya… pues ha debido de pasarle
algo porque perderse en un lugar así no es creíble cuando hablamos de un
Pokémon de tipo Planta…
- ¿Hay algún problema? –
intervine curioso.
- Me temo que sí, Z… Y estoy segura de que no necesitaré
explicártelo si has estado atento.
- Eh, Mienshao, ¿este quién es? – cuestionó Espeon.
- Es Z, un recién llegado al valle, y también un amigo de Scrafty.
- Qué raro que un Lucario haga
eso… ¿En serio deberíamos confiar en él?
- Mientras lo entrenaba no
detecté malas intenciones en él, así que no veo el inconveniente. – justificó Mienshao antes de volverse hacia mí. – Z, esta propuesta es muy arriesgada,
pero ¿nos harías el favor de adentrarte en el Boscaje Malva para buscar a
nuestra Roselia? Para llegar allí
tendrás que cruzar el río del valle.
- Si ella está en peligro,
partiré ahora mismo.
- Ése es el espíritu… Ah, y recuerda
esto: Si allí ves esporas centelleando en el aire, cierra inmediatamente los
ojos y guíate por tu vista aural. Ahora vete antes de que anochezca. ¡Corre!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, evita la mayor cantidad de faltas ortográficas posible.