SEGUIDORES

24/02/2020

Un Lucario llamado Z - cap. 4


Un nuevo amigo y un breve adiestramiento




Aquel misterioso Pokémon no tardó mucho en desvelar su forma de lagarto bípedo con cresta y arropado con sus propias mudas. Me quedé estupefacto al confirmar que era Scrafty… pero no era uno corriente; el tono negruzco de sus párpados se extendía alrededor de sus ojos como si fuera maquillaje corrido, además de que los cuatro mechones de su cresta tenían forma de cuchillo kukri, incluida la escama prominente del extremo de su cola.



- Mi aspecto ya ha respondido a tu pregunta, ¿verdad? – sonrió levemente tras echarle otra calada al cigarrillo.

- Oye, que fumar es malo para la salud.

- ¿Ya tienes vivienda?

- ¿Eh?… Todavía no… Pero no creas que yo vaya a alojarme en tu antro.

- Si aún no te lo he enseñado.



Mientras charlaba con el macarra de aldea, éste me escoltó hasta su hogar, que resultó ser ni más ni menos que uno de los pocos edificios abandonados que rodeaban la aldea, sólo que el de Scrafty destacaba por tener un cobertizo en la azotea. Dentro de la casa aparentemente hecha de arcilla reinaba el desorden como era de esperarse, pero de algún modo la encontré acogedora por su diminuto salón y escasas habitaciones aún más pequeñas… y encima la azotea ofrecía buenas vistas.



- Bueno, ¿qué opinas de mi “antro”? – aclamó Scrafty mi opinión.

- Pues… para un pobre es como una casa en la playa. – valoré algo confundido.

- Tomaré eso como un cumplido… En fin, ¿y crees que podrás vivir en esta aldea?

- Es posible, pero aún no he valorado los alojamientos del Mesón Braixen o del Poké-Asilo.

- En el Mesón Braixen tendrás que pagar el alquiler de una habitación de 10 metros cuadrados. En el Poké-Asilo son gratis y normalmente más grandes, pero casi todas son compartidas.

- ¿Y tú cómo lo sabes?

- Porque ya estuve en ambos sitios.

- ¿Te marchaste del Poké-Asilo?

- No definitivamente. Aún sigo asistiendo a clases, pero prefería más tener mi propia casa que una deprimente suite.



Aquella conversación la teníamos en la azotea, desde donde pude contemplar un montón de nubes blancas cubriendo gran parte del cielo.


- … Bueno, ¿qué irás a hacer ahora? – rompió Scrafty el silencio.

- No lo sé… ¿Y tú?

- Dentro de un rato iré a que Mienshao me dé clases particulares. Ella es una de las maestras del Poké-Asilo.

- ¿Podré ir yo también?

- No es mala idea.

- … Oh, sí. Supongo que sabrás de lo que pasó con la Pastelería Vespiquen, ¿no? – me metí de repente en el papel de detective.

- Cualquiera que haya residido en este valle conoce dicha desgracia… pero encima van y me acusan a mí sólo por tener pinta de delincuente… ¿Acaso tú también me encuentras sospechoso? – me preguntó Scrafty con una mirada penetrante.

- Hombre, por aquí no parecen rondar muchos Pokémon de tu categoría…

- Escucha: Si deseas mi amistad, haz el favor de no acusarme a la ligera. Yo también estoy consternado por el cierre de tan prestigiosa pastelería.

- Vale… ¿Y cuándo crees que reabrirá?

- Cuando los súbditos de Vespiquen reúnan bastante Miel, cosa que podría ir para largo porque estamos hablando de un alimento muy poco común. Muchos aldeanos se arriesgaron a buscar Miel en el Bosque Clorofila, el cual rodea este valle, pero lo único que encontraron fueron problemas… ¿Estás dispuesto a ayudar?

- La verdad es que me encantaría… pero antes tendré que aprender a defenderme.

- Muy bien pensado, porque acuérdate de cómo quedaste luego de intentar rescatar a la hermanita de Infernape. A propósito, te doy la enhorabuena. Apuesto a que tienes a Lopunny en el bote. Muchos varones matarían por eso.

- Gracias, pero no busco novia. Primero necesito crear un círculo de amistades, pues ayer mismo estaba solo en el mundo… Espera, ¿cómo te enteraste de que yo había acudido en la ayuda de Lopunny?

- Los rumores vuelan por aquí.



Al poco tiempo, yo ya estaba acompañando a Scrafty hasta el Poké-Asilo. Éste resultó ser una enorme estructura pétrea cimentada sobre una colina escarpada. A los pies de dicho montículo se hallaba una especie de estadio donde aguardaba la maestra Mienshao, quien parecía un armiño humanoide de color blanco y morado con brazos de mantis, pues de la parte superior de sus muñecas pendían unas largas matas de pelo. Yo ya me estaba hartando un poco de conocer a tantas hembras atractivas.


Imagen de Juan Salamanca (pexels.com)
- Buenas tardes, Scrafty. – saludó con expresión seria. – Veo que vienes acompañado…

- Él se llama Z, y acaba de llegar al pueblo esta mañana. – me presentó Scrafty. – Le vendrá de perlas que le adiestres.



Yo tenía bastante curiosidad por saber cómo me entrenaría Mienshao, pero me llevé una gran sorpresa al ver que lo que ella hizo fue abrir una gran compuerta y sacar una roca que medía el quíntuple de mi propio tamaño.



- Intenta destrozar esta roca para ir calentando. – dictó Mienshao para luego someter a Scrafty a unas pruebas más arduas.



Probé a arañar la roca con mi «Garra metal», pero no dio muy buenos resultados. 
Lo que hice a continuación fue todavía más estúpido: Intenté resquebrajar la roca o elevarla en el aire usando «Psíquico», pero lo único que gané a los pocos segundos fue una leve jaqueca. 
Acto seguido, retrocedí unos cuantos pasos para después arremeter contra la piedra usando mi «Velocidad extrema». Eso logró romper una pequeña parte de la roca, aparte de moverla de sitio, pero también me ocasionó un severo dolor.
Ya sólo me quedaba probar mi «Esfera aural»… y dicho ataque terminó siendo el más efectivo, pues con unas tres repeticiones conseguí destrozar la roca.



Para cuando fuese a comunicarle a Mienshao mi logro, ésta ya se encontraba a mi lado.



- Conoces unos movimientos muy útiles, pero debes desarrollarlos. Sobre todo tu ataque «Psíquico». – evaluó. – Te daré un consejo para usarlo mejor: Ejercita tu mente. De esa manera concentrarás más energía psíquica para interactuar con tu entorno con mayor eficacia.

- … ¿Y cómo ejercito la mente? – pregunté dudoso.

- Eso te lo explicará mejor la maestra Espeon, pues lo que yo domino son las aptitudes físicas… pero ahora mismo ella no está aquí, así que entretanto podrás entrenar peleando conmigo. Adelante, intenta golpearme.



Me concentré todo lo posible para ejecutar un ataque bastante raudo… pero era totalmente previsible que Mienshao me esquivase de todos modos.



- Seguramente sabrás de tu facultad para ver el aura, ¿no? Ten en cuenta que ésta te permite prever los movimientos de tu oponente, aparte de analizar tu entorno o percibir los sentimientos ajenos. – aconsejó la maestra.

- Oh, sí. Eso es a lo que yo llamo ‘sexto sentido’… pero lo tengo muy verde.

- Entonces pongámoslo en práctica: Cierra los ojos… ¿Qué ves?

- Pues oscuridad. ¿Eh? Un momento… – dije justo al notar que mis cuatro melenas se elevaban en el aire. – Veo algo… Pero no sabría describirlo.

- ¿Es como este campo? ¿También nos ves a mí y a Scrafty? Eso significa que estás utilizando tu vista aural. Ahora trata de fijarte en mis movimientos. Eso sí, mantén los ojos cerrados.



Seguía las instrucciones de Mienshao hasta que aprendí a prever los movimientos de Pokémon ajenos, permitiéndome así eludir sus ataques con mayor facilidad y hacer infalible mi «Esfera aural»… aunque Mienshao era demasiado veloz a pesar de todo.



No sé por cuánto tiempo estuve entrenando, pero para cuando me encontrase tan exhausto como Scrafty, el cielo se había despejado levemente para dejar al desnudo su tonalidad entre azul y naranja.



- Vaya, se nos ha alargado la clase. – comentó Mienshao tras mirar hacia arriba. – Scrafty, ya puedes irte a casa. ¿Y tú, Z? ¿Quieres que te enseñe el Poké-Asilo?

- No sé si voy a poder explorar todo este sitio después de este duro entrenamiento. – resoplé.

- ¿Llevas alguna Baya Aranja en tu bandolera?

- ¿Una qué? – pregunté justo cuando Mienshao se dispuso a hurgar en mi bandolera y sacar una especie de naranja de color añil.

- Esto. Cómetela, restaurará tus energías.



Luego de que Scrafty se marchara del estadio, no sin antes despedirse diciéndome que yo podía pasarme por su casa cuando me placiese, me comí la Baya Aranja. Descubrí entonces que, aparte de estar durísima, su sabor era todavía más extravagante que el de la sopa que me tomé en el Mesón Braixen… pero lo importante fue que, tal y como dijo Mienshao, dicha baya me hizo recobrar el aliento por arte de magia.



Acto seguido, Mienshao me desveló el nombre y los efectos de algunas bayas para después enseñarme el Poké-Asilo, cuya estética mezclaba lo moderno con lo cavernícola.


- Una cosa, Z. – llamó Mienshao mi atención mientras me guiaba por un pasillo. – Debes de ser un Lucario bastante joven, pues los de tu especie acostumbran a ser un poco más altos, además de tener los tres pinchos algo más afilados… ¿Y eres consciente de que eso que llevas atado al cuello es un Cinto Júbilo?

- ¿Un Cinto Júbilo? – me intrigué. – ¿Tiene eso algo de especial?

- Existen muchas prendas que causan un determinado efecto en el Pokémon que las porta. En tu caso, el Cinto Júbilo aprovecha el daño que recibes para aumentar tu experiencia en combate. Vamos, que cuanto más sufres, más sabio te vuelves.

- Qué cosa más rara… Pero también fascinante.

- Aunque eso sí: No puedes llevar más de una prenda mágica a la vez, ya que la combinación de diferentes efectos termina por desestabilizar tu poder y volverte psicológicamente inestable. No siempre sucede exactamente así, pero de todos modos procura llevar siempre una sola prenda mágica.



A los pocos segundos llegamos al vestíbulo, donde un elegante Pokémon de color púrpura con forma de gato cuadrúpedo con grandes orejas y una larga cola dividida en dos apéndices se posicionaba enfrente de un gran tablón con multitud de papeles.



- Vaya, mira qué suerte. La maestra Espeon ya está aquí. – dijo Mienshao. – Hola, Espeon. ¿Qué hay de nuevo?

- Pues nada bueno, la verdad. – respondió Espeon con una expresión que mezclaba rigurosidad y preocupación. – Hace horas que nuestra alumna Roselia partió al Boscaje Malva para cumplir una misión de rescate… y parece que se demora demasiado en regresar.

- Vaya… pues ha debido de pasarle algo porque perderse en un lugar así no es creíble cuando hablamos de un Pokémon de tipo Planta…

- ¿Hay algún problema? – intervine curioso.

- Me temo que sí, Z… Y estoy segura de que no necesitaré explicártelo si has estado atento.

- Eh, Mienshao, ¿este quién es? – cuestionó Espeon.

- Es Z, un recién llegado al valle, y también un amigo de Scrafty.

- Qué raro que un Lucario haga eso… ¿En serio deberíamos confiar en él?

- Mientras lo entrenaba no detecté malas intenciones en él, así que no veo el inconveniente. – justificó Mienshao antes de volverse hacia mí. – Z, esta propuesta es muy arriesgada, pero ¿nos harías el favor de adentrarte en el Boscaje Malva para buscar a nuestra Roselia? Para llegar allí tendrás que cruzar el río del valle.

- Si ella está en peligro, partiré ahora mismo.

- Ése es el espíritu… Ah, y recuerda esto: Si allí ves esporas centelleando en el aire, cierra inmediatamente los ojos y guíate por tu vista aural. Ahora vete antes de que anochezca. ¡Corre!


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, evita la mayor cantidad de faltas ortográficas posible.